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"Leer te condena a muchas cosas terribles, sobre todo a la lucidez; te acerca más a las cosas en su esencia, que a menudo es desagradable, pero también te da los mecanismos analgésicos y compensatorios para enfrentarte a ellas"

Arturo Pérez reverte





domingo, 18 de octubre de 2009

Navaja de Ockham


Entia non sunt multiplicanda sine necesitate



Durante la primera mitad del S. XIV, en el punto central del oscurantismo medieval, un monje franciscano, Guillermo de Occam (u Ockham), encendió una pequeña luz que marcó el camino a seguir en el despertar renacentista de Occidente. Con una idea simple pero cortante como una navaja, separó a la ciencia de la teología e inició el camino de una filosofía libre y abierta a la razón. Esta idea es conocida como "La navaja de Occam" o "Principio de economía de pensamiento de Occam" y durante cinco siglos y medio ha sido un pilar de la metodología científica demostrando su valor metodológico.

Entia non sunt multiplicanda sine necesitate (los entes no deben multiplicarse sin necesidad o no expliques por lo más lo que puedas explicar por lo menos) en una traducción un poco menos literal "es soberbia hacer con más lo que se puede hacer con menos", en términos más actuales podríamos decir que, de las explicaciones posibles, la más simple es la correcta.

Esta regla ha tenido una importancia capital en el desarrollo posterior de la ciencia. Se utiliza fundamentalmente como complemento de las leyes de la lógica, con el fin de evitar el pensamiento mágico. Según este principio, siempre que se encuentren varias explicaciones a un fenómeno, se debe escoger la más sencilla dentro de aquellas que lo expliquen por completo.

Por ejemplo, para explicar la caída de una manzana al suelo, podríamos plantear las siguientes explicaciones:
* La gravedad.
* Unos duendes traviesos invisibles e indetectables la han movido hasta el suelo, para fastidiarme.
* Es consecuencia de un complot del gobierno para fastidiarme y que tenga que agacharme a cogerla; utilizaron rayos cedidos por extraterrestres para bajar la manzana.

Todas estas alternativas explican igualmente el fenómeno desde el punto de vista lógico y experimental, pero el criterio de Occam nos obliga a escoger la primera como verdadera, ya que las demás nos obligarían a asumir una serie de postulados mucho más complicados.

Ockham utilizo su principio para justificar muchas de sus conclusiones, incluso la de que "la existencia de Dios no se puede deducir solamente por la razón" (lo que no lo hizo muy popular ante el Papa).

Muchos científicos han adoptado o reinventado la navaja de Ockham como Leibniz en su "identidad de observables" e Isaac Newton cuando indicó la regla:

"No tenemos que aceptar otras causas de los fenómenos naturales que no sean aquellas verdaderas y suficientes para explicarlas".

Por ejemplo la ley de la gravitación universal de Isaac Newton es particularmente satisfactoria por la simplicidad de su formulación: con meras multiplicaciones y una división explica el movimiento de los cuerpos celestes. En su momento fue considerada inverosímil porque introducía la noción desconcertante de fuerza a distancia, mientras que las otras hipótesis se basaban en fuerzas por contacto.


En física se suele utilizar la "navaja" para "cortar" conceptos metafísicos. La usaron Einstein, Poincaré, Heisenberg, Hawking entre otros.

La palabra final corresponde a Einstein, quien fué un maestro en grandes frases. Advirtió que:

"todo se debe hacer tan simple como sea posible, pero no más simple."


Albert Einstein obtuvo su fórmula de equivalencia entre la masa y la energía:

E = m. c^2

porque le pareció matemáticamente más sencillo que existiera una única expresión de una ley fundamental que abarcara simultáneamente la mecánica de los cuerpos y la física de los campos electromagnéticos. Aquí sencillez significa unicidad.

Lo malo es que para poder aplicar la navaja de Ockham al pensamiento, es imprescindible pensar. Abandonar las tardes interminables en el hiper, no criticar al prójimo, cuestionar por sistema lo que dicen en la televisión, abandonar el egocentrismo, dejar de lado lo aprendido.
En fin...
complicadito... viendo cómo anda el personal.


(¿Recordáis "El nombre de la rosa" de Umberto Eco? en esa novela, su protagonista, Guillermo de Baskerville, utiliza la navaja de Ockham y el método científico para descubrir al asesino de monjes en una abadía benedictina )



© Moony