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"Leer te condena a muchas cosas terribles, sobre todo a la lucidez; te acerca más a las cosas en su esencia, que a menudo es desagradable, pero también te da los mecanismos analgésicos y compensatorios para enfrentarte a ellas"

Arturo Pérez reverte





jueves, 2 de abril de 2009

Astrobiología, exobiología... diferentes maneras de llamar al mismo sueño


...encontrar vida más allá de la Tierra


En 2002, dos científicos, Dirk Schulze-Makuch y Louis Irwin, sugirieron en la Conferencia Europea de Astrobiología en Graz que las nubes en la atmósfera de Venus contienen los componentes químicos que pueden iniciar formas de actividad biológica.

A partir de varios de los datos recogidos por misiones de exploración a Venus, uno de los cuales es la presencia de H2SO4 y de SO2; se encontraron pues 2 gases que reaccionan uno con el otro de forma reactiva destruyéndose mutuamente. Es imposible que estos 2 gases se puedan encontrar de forma natural juntos, a menos que haya algo que los produzca. También se observó que la atmósfera apenas contiene CO, a pesar de la intensidad de la impactante radiación lumínica solar y de la violencia del efecto invernadero. Así que algo debe haber allí para que ese CO se convierta en CO2.

Una posibilidad es que en las nubes existan formas de vida microbianas (arqueobacterias de estructuras extremófilas) con un metabolismo completamente distinto a todo lo que conozcamos en la Tierra, basadas en el CO y SO2.

Arqueobacterias (extremófilas)

¿Cómo podría haber llegado a existir esta forma de vida? Una conjetura que vendría a permitir el desarrollo de esta especulación es que en el pasado, en épocas muy anteriores, la temperatura en Venus era mucho más benigna y fresca. El sol se habría ido convirtiendo, como sucede, en un cuerpo cada vez más caliente, pero en este pasado hipotético la luz del Sol era por lo tanto mucho menos violenta. Siendo así, se presenta como factible, teniendo en cuenta lo que conocemos actualmente sobre la química atmosférica y la geología de Venus, la presencia durante un largo periodo de tiempo de grandes océanos, en los cuales la vida podría haber surgido. Cuando la progresivamente creciente actividad del Sol comenzó a hacer llegar más calor a la atmósfera venusiana, desprotegida de campo magnético, el impacto del invernadero habría sido muy violento, pero quizá lo suficientemente lento como para permitir adaptarse a las proto-formas de vida originales a los nuevos entornos que la rápida transformación del planeta estaban haciendo aparecer y por ejemplo en las nubes, donde las temperaturas todavía ahora son moderadas, podrían ser un nicho biológico a tener en cuenta, donde sería posible que tales hipotéticas formas de vida hubieran sobrevivido.



Otro problema es que en Venus no existe nada similar a una capa de ozono, que pare el peligroso torrente de rayos ultravioleta provenientes del Sol. Para protegerse contra esto, la posible vida en Venus también debería haberse adaptado. Schulze-Makuch e Irwin han examinado la posibilidad de una "cubierta química natural", basada en el sulfuro.

Claramente esta teoría sigue siendo hoy por hoy completamente especulativa. Las misiones futuras a Venus es posible que ofrezcan respuestas sobre hasta qué punto son posibles estas ideas.

Tránsito de Venus

¿Se originó la vida en Venus?

En 1997, el científico de planetas David Grinspoon publicó un libro titulado "Venus Revealed" (Venus Revelado) en el que sugería que Venus, en la época inicial del Sistema Solar tenía un clima mucho más agradable y propicio para la vida que el existente por entonces en la Tierra y Marte. Si bien no concluyó de eso que se hubiera originado la vida terrestre en Venus, dejó abierta la posibilidad de que de aquella época perviva aún ahora en Venus formas de vida no basadas en el carbono. En cualquier caso, es posible que las misiones terrestres a Venus de esta manera, completen irónicamente un ciclo, al retornar al origen.

En los primeros tiempos del Sistema Solar, tanto en Venus, como en la Tierra y Marte, podrían en las sopas primigenias encontrarse los elementos orgánicos vivos para la vida, tal como la que sabemos puede presentarse en la Tierra hoy. Sus teorías no excluyen como posible que la materia orgánica presente en un planeta, por la acción de impactos de meteoritos (tal y como se especuló en su día que podría haber hecho el meteoro ALH84001), pueda viajar de un planeta al otro. Así es posible que si no se presentó espontáneamente la vida en la Tierra, Venus la "contaminara".

¿Qué planeta ofrecía entonces a los demás planetas las mejores condiciones para la vida? Parece que la respuesta es Venus. En los 4,500 millones de años que existe nuestro Sol, su calor se ha ido incrementando progresivamente. Cuando el Sol y los planetas eran jóvenes por completo, la luz del sol era aproximadamente un 40% menos intensa que la actual. Es decir, en la Tierra y en Marte probablemente las temperaturas eran demasiado bajas, un clima demasiado frío para la vida como la conocemos ahora. Pero en Venus habría podido haber, en determinadas circunstancias e intervalos de tiempo, temperaturas moderadas. Si la vida se formó originalmente en Venus, después debe la Tierra haberse "contaminado", porque el eslabón perdido de la investigación sobre la vida en la Tierra apareció hace 3.800 millones de años. En tanto el Sol comenzó más y más a entregar calor, el impacto del efecto invernadero en Venus llegó a ser considerablemente más fuerte, como resultado del cual la vida, caso de desarrollarse, tendría que haberse adaptado. La teoría ha sido minimamente basada en hechos científicos.

La respuesta definitiva la traerán las misiones futuras a Venus.

¿Otras posibilidades?

Durante el tercer encuentro del Venus Analysis and Exploration Group (VEXAG, vinculado a la NASA), en enero de 2007, se planteó que el océano primigenio de Venus pudo existir durante un periodo superior a los 2.000 millones de años, más de la mitad de la historia del planeta, planteándose la cuestión de un posible desarrollo de formas de vida.

Eso, unido al hallazgo de un campo magnético residual durante la misión Pioneer Venus y la hipótesis de que la magnitud del mismo tuvo que ser similar al de la Tierra lleva a conjeturar, como afirma el biólogo español Alberto G. Fairén, que durante ese pasado remoto:

La atmósfera quedaría formada por un 20% del vapor de agua total, por CO2 (aunque este gas se disolvió en parte), y por N2. Las temperaturas medias estarían cercanas a los 350K, lo que provocaría constantes precipitaciones. En suma, el Venus primigenio pudo ser el planeta tropical que Edgar Rice Burroughs imaginó para las aventuras de su heroe Carson. La lluvia arrastraría el CO2 atmosférico, formándose importantes sedimentos carbonatados, que retendrían el dióxido de carbono. Como consecuencia de la intensa evaporación, la cubierta nubosa sería importante, lo que incrementaría considerablemente el albedo del planeta, reduciendo la radiación solar incidente. En esta situación, la trampa fría (la altitud de condensanción del vapor de agua) se situaría a unos 100 km; una vez allí, se precipitaría de nuevo en forma de lluvia. El campo magnético impediría la fotodisociación masiva del vapor de agua no condensado, así como la posterior pérdida de hidrógeno arrastrado por el viento solar. Éste es el modelo climático llamado de invernadero sostenido, con extensos océanos calientes, lluvias constantes y una elevadísima humedad relativa, y pudo mantenerse durante cerca de mil millones de años, hasta que el incremento de la luminosidad solar dio al traste con el paraíso. Si se confirmase, tendría una consecuencia importante: la vida habría tenido la oportunidad de comenzar en Venus hace más de 4.000 millones de años.

En cualquier caso, los hallazgos de las próximas misiones a Venus serán de crucial importancia para determinar la validez o no de todas estas teorías y descartar o confirmar la posibilidad de vida, tanto pasada como presente, en el planeta.

De todos modos, ya va siendo hora de que, al buscar vida más allá de nuestras fronteras, nos olvidemos de la química del carbono
¿verdad?