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"Leer te condena a muchas cosas terribles, sobre todo a la lucidez; te acerca más a las cosas en su esencia, que a menudo es desagradable, pero también te da los mecanismos analgésicos y compensatorios para enfrentarte a ellas"

Arturo Pérez reverte





domingo, 8 de febrero de 2009

Esa luna...


No hace mucho tiempo, antes de que existiera la luz eléctrica, los agricultores se valían de la luz de la Luna para recoger la cosecha de otoño. Todo maduraba al mismo tiempo y había demasiado trabajo que hacer para detenerse con la puesta de Sol. Una brillante Luna llena (la "luna de la cosecha"), les permitía seguir trabajando durante la noche.

La luz de la Luna era bienvenida, pero, como cualquier agricultor puede decirnos, se trataba de un asunto extraño. ¿Por qué?

1. La luz de la Luna roba el color de aquello que ilumina. Tomemos una rosa. Con la luz de la Luna llena la flor tiene un brillo encendido e incluso proyecta sombra, pero el rojo no se ve, ha sido sustituido por matices de color gris. En realidad todo el paisaje es así. Es como ver el mundo a través de un viejo televisor en blanco y negro.
Los "Jardines de Luna", muy comunes a mediados del siglo pasado,convierten esta cualidad de la luz de la Luna en una ventaja. Las flores blancas o plateadas que florecen de noche son fragantes y vívidas bajo la luz de la Luna llena. Las más conocidas incluyen variedades de flores como: cuatro en punto, enredaderas flor de Luna, trompetas de ángeles, pero raramente rosas rojas.

2. Si miramos el paisaje gris durante el tiempo suficiente, este se vuelve azul. El mejor lugar para apreciar este efecto llamado "desplazamiento azul" o "desplazamiento Purkinje" (en honor del científico del siglo XIX Johanes Purkinje que fue el primero en describirlo) es en el campo, lejos de la luz artificial. A medida que los ojos logran la máxima adaptación a la oscuridad, aparece el azul. Los productores de cine, a menudo colocan un filtro azul cuando filman escenas nocturnas para crear un efecto más natural, y los artistas añaden el azul a sus cuadros de paisajes nocturnos por la misma razón. Sin embargo, si miramos la Luna llena, ciertamente no es azul. (Las finas cenizas de un volcán o de los incendios en los bosques pueden hacer que la Luna parezca azul, pero, de eso ya hemos hablado ¿verdad?)

3. La luz de la Luna no nos permitirá leer. Abramos un libro bajo la luna llena. A primera vista las páginas parecen lo suficientemente iluminadas. Sin embargo cuando tratamos de ver las palabras, no podemos hacerlo. Más aún, si fijamos la vista en una palabra esta se desvanecerá. La luz de la Luna no sólo hace que nuestra visión sea borrosa sino que además produce una pequeña mancha ciega. (Otra nota: Como en todo lo humano, hay excepciones. Algunas personas tienen conos especialmente sensibles o una mayor cantidad de bastones que permiten leer con la luz de la Luna).

Todo esto es muy extraño. La luz de la Luna no es nada más que la luz del Sol reflejada por la polvorienta superficie lunar. La única diferencia es la intensidad: La luz de la Luna es alrededor de 400.000 veces más débil que la luz solar directa.

¿Qué sacamos en conclusión de todo esto? La respuesta está en el ojo del espectador. La retina humana es la responsable.

La retina es como una cámara digital orgánica con dos tipos de píxeles: bastones y conos. Los conos nos permiten ver los colores (rosas rojas) y los detalles finos (las palabras de un libro), pero sólo funcionan con luz intensa. Cuando el Sol se oculta los bastones toman el mando.
Los bastones son extraordinariamente sensibles (1.000 veces más sensibles que los conos) y son los responsables de nuestra visión nocturna. De acuerdo con algunos informes, los bastones pueden detectar incluso un sólo fotón. Sólo hay un inconveniente, los bastones son ciegos a los colores. Por lo tanto, las rosas por la noche parecen grises.

Si los bastones son tan sensibles, ¿Por qué no podemos utilizarlos para leer a la luz de la Luna? El problema es que los bastones están casi ausentes por completo de una zona central de la retina denominada fóvea, que es la que el cerebro utiliza para leer. La fóvea está densamente poblada por conos, razón por la que podemos leer durante el día. Por la noche, sin embargo, la fóvea se convierte en una mancha ciega. El resto de la visión periférica no es lo suficientemente aguda para definir las letras individuales y las palabras.

Finalmente llegamos al desplazamiento azul. El siguiente fragmento de un número del 2004 de la revista Journal of Vision dice:

"Debe destacarse que la percepción del color azul o cualquier otro color en un ambiente únicamente con luz lunar es sorprendente, teniendo en cuenta que la intensidad de la luz está por debajo del umbral de detección de los conos. Por lo tanto si los conos no están siendo estimulados, ¿Cómo percibimos el tono azul?"

Los autores del estudio propusieron una explicación bioeléctrica, mediante la cual las señales de los bastones pueden trasladarse a los conos sensibles al azul adyacentes bajo condiciones de iluminación de Luna llena (ver el diagrama inferior). Esto crearía una ilusión de azul. "Desgraciadamente", señalaron, "aún no disponemos de evidencias fisiológicas directas que apoyen o descarten la hipótesis".

Advertencia Lunar:
En esta exposición se hacen algunas generalizaciones acerca de lo que las personas pueden ver por la noche, pero como en todo lo humano, hay excepciones. Algunas personas pueden leer a la luz de la Luna, otras no tienen problemas para ver los pétalos rojos de una rosa iluminada por la Luna. Estas personas tienen "visión de luna", facilitada por una ayuda extra de bastones o conos inusualmente sensibles. ¿Eres tú uno de ellos?