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"Leer te condena a muchas cosas terribles, sobre todo a la lucidez; te acerca más a las cosas en su esencia, que a menudo es desagradable, pero también te da los mecanismos analgésicos y compensatorios para enfrentarte a ellas"

Arturo Pérez reverte





miércoles, 15 de abril de 2009

La sangre azul


Altoooooo no beséis más sapos que no hay nada que hacer.
Siento ser yo, sí, siento ser yo quien os saque de un mundo de príncipes azules, princesas,

sapos, brujas y hadas bondadosas.
Porque, supongo que si los príncipes no tienen sangre azul, nada del resto existirá tampoco.
Y, no la tienen...

La sangre de los príncipes y princesas es roja, como la del resto de los humanos. Y el color se la da una proteína llamada hemoglobina con la capacidad de unirse reversiblemente al oxígeno.
Es una heteroproteína con estructura cuaternaria en forma ovillada o globular, formada por cuatro cadenas polipeptídicas (globinas)a cada una de las cuales se une un grupo hemo, cuyo átomo de hierro es capaz de unirse al oxígeno.
Es precisamente el hierro el que le da ese color rojo característico.



Cuando la hemoglobina está unida al oxígeno, se denomina oxihemoglobina o hemoglobina oxigenada, dando el aspecto rojo o escarlata intenso característico de la sangre arterial. Cuando pierde el oxígeno, se denomina hemoglobina reducida, y presenta el color rojo oscuro o bordó de la sangre venosa.

Sangre arterial


Sangre venosa


Sin embargo, todos hemos visto alguna vez, a través de nuestra piel, que las venas muestran un color azulado.

Pero, nuestras venas también son rojas.



Si ni las venas ni la sangre son azules ¿por qué las vemos así?


Porque se trata de un efecto óptico debido a la piel. Cuando vemos cualquier color, lo que estamos viendo en realidad es el reflejo de la luz de una determinada longitud de onda. Cuando las venas están cubiertas por la piel, la luz se absorbe y refleja con la longitud de onda que nosotros percibimos como azul. ¿Y por qué azul y no de otro color como rojo? Porque para que la luz con una determinada longitud de onda pueda penetrar en la piel y volver a reflejarse, necesita de una energía mayor. El rojo no posee la suficiente energía para reflejarse, pero sí el azul, que es uno de los colores con una energía más elevada, después del violeta.

Si quieren comprobar este hecho sin tener que arrancarse la piel, hay un sencillo experimento que pueden hacer:

Consigan una muestra de sangre, da igual si es de vaca, cerdo o cualquier otro animal que tenga hemoglobina como nosotros. Échenla en un tubo de cristal transparente cerrado (lo ideal sería un tubo de ensayo) y empiezen a sumergir poco a poco este tubo en una jarra con leche. Al llegar a una profundidad determinada, el tubo aparecerá de color azul por las mismas razones que hemos explicado anteriormente y que sucedía en la piel.


Este curioso efecto óptico ha sido el que creó la famosas expresiones “príncipe azul” o “personas de sangre azul” para referirse a la gente que pertenecía a la nobleza o a una categoría social elevada. Estas expresiones tienen su origen en las familias nobles de Castilla para afirmar que su sangre era pura y no estaba mezclada con sangre judía o morisca. Y es que estas personas solían tener la piel de color pálido, al no tener que tomar el sol para trabajar. Este color pálido de la piel hace mucho más visible el color azul de las venas en la piel, cosa que no ocurre con las personas morenas, donde se observan mucho menos o incluso pueden ocultarse. Esta expresión española ha sido de las pocas que se ha universalizado y adquirido en múltiples idiomas. Lástima que su fundamento sea erróneo.

Sin embargo, no todo está perdido. La sangre azul existe...

Claro que, si la tuviéramos, seríamos un molusco, un arácnido o un crustáceo.




Tienen su sangre azul gracias a una proteína llamada Hemocianina. Esta sustancia es la encargada de la respiración, en virtud de la unión de Oxígeno a través de átomos de Cobre que forman parte de su estructura y que le confieren su característico color azul.

Al igual que la hemoglobina de los vertebrados, su estructura es la de una proteína globular con una parte proteica unida a un ión metálico, en este caso el Cobre.




Muestra en tubo de ensayo

Las Hemocianinas están entre las proteínas más grandes y complejas que se conocen en la naturaleza. Cuando son inyectadas en los mamíferos en muy pequeñas cantidades, el sistema inmune, que vela por la salud, las reconoce como extrañas (antígeno) desarrollándose una reacción en cadena de alerta y activación de un conjunto de células, como células fagocíticas y linfocitos, quienes realizan la vigilancia y destrucción permanente de los antígenos que ingresan al cuerpo, ya sean microorganismos como bacterias, virus y hongos o también células tumorales. Por esta razón, se dice que las Hemocianinas son un poderoso inmunoestimulante, propiedad que las hace un material invaluable en Biotecnología para desarrollar una variada gama de productos ya sea para la salud humana y animal, o para desarrollar investigaciones en Biomedicina y también, productos aplicables en empresas productivas.

Vaya... desde un estricto punto de vista biológico, cuando los nobles afirmaban que tenían la sangre azul lo que estaban insinuando es que eran descendientes de moluscos y su sangre tenía hemocianina.

De lo que somos capaces los humanos con tal de sentirnos
diferentes...
hasta de llevar cuernos...

© Moony