El tiempo vuela y cada día sentimos que el tiempo transcurre más rápido. Esta sensación la percibimos a causa de la relación de nuestras células con el pulso de la Tierra (conocido como la resonancia de Schumann), que viene acelerándose cada vez más. El porqué de este fenómeno es consecuente de la inversión de los polos magnéticos. Nuestro planeta alterna la polaridad cuando termina un ciclo completo. Según investigadores y científicos, en 4,5 millones de año la Tierra ha sufrido unas quince veces la inversión de sus polos magnéticos. Estos cálculos han sido llevados a cabo gracias a la investigación de las capas geológicas.
En el ciclo que nos encontramos actualmente el punto de máxima intensidad se alcanzó hace unos 2000 años atrás, por lo tanto estamos en la etapa final del ciclo. Cada vez la velocidad de rotación de la Tierra es menor, y seguirá rotando alrededor de ella misma hasta el punto que se llegue al punto cero. Entonces, el planeta se detendría durante unos días y comenzaría a girar de nuevo en la dirección opuesta. Esto generaría una inversión de los campos magnéticos de la Tierra, por lo que el polo norte sería lo que ahora es el polo sur y viceversa. Cabe decir que esto solo ocurrirá a nivel electromagnético, lógicamente la Tierra no va a dar una vuelta de π radianes. Por lo tanto, el tiempo parecerá pasar más rápido mientras nos aproximemos al punto cero.
Durante décadas la frecuencia base o “latido” de la Tierra ha sido de 7,83 Hz. A partir de los años 80 se pasó de los 7,8 a los 11 Hz, actualmente cerca de 12 Hz. Según los expertos la Tierra se detendrá a los 13 Hz. Debido a la aceleración, el día de 24 horas de duración lo sentimos en realidad como si fuese de 16 horas. Consecuentemente la sensación de que hoy en día los días nos parecen más cortos que antes no es una ilusión, sino una realidad. Es el trastorno de la resonancia de Schumann.
En el ciclo que nos encontramos actualmente el punto de máxima intensidad se alcanzó hace unos 2000 años atrás, por lo tanto estamos en la etapa final del ciclo. Cada vez la velocidad de rotación de la Tierra es menor, y seguirá rotando alrededor de ella misma hasta el punto que se llegue al punto cero. Entonces, el planeta se detendría durante unos días y comenzaría a girar de nuevo en la dirección opuesta. Esto generaría una inversión de los campos magnéticos de la Tierra, por lo que el polo norte sería lo que ahora es el polo sur y viceversa. Cabe decir que esto solo ocurrirá a nivel electromagnético, lógicamente la Tierra no va a dar una vuelta de π radianes. Por lo tanto, el tiempo parecerá pasar más rápido mientras nos aproximemos al punto cero.
Durante décadas la frecuencia base o “latido” de la Tierra ha sido de 7,83 Hz. A partir de los años 80 se pasó de los 7,8 a los 11 Hz, actualmente cerca de 12 Hz. Según los expertos la Tierra se detendrá a los 13 Hz. Debido a la aceleración, el día de 24 horas de duración lo sentimos en realidad como si fuese de 16 horas. Consecuentemente la sensación de que hoy en día los días nos parecen más cortos que antes no es una ilusión, sino una realidad. Es el trastorno de la resonancia de Schumann.
El cambio de la polarización de la Tierra afectará a nuestra sociedad notablemente, tanto tecnológica como psíquicamente. El crepúsculo matutino y vespertino cambiarán sustancialmente, el sol se elevará en el oeste y se pondrá en el este. La mayoría de la tecnología que conocemos dejará de operar correctamente. Según los expertos nuestro comportamiento psíquico sufrirá importantes cambios. Seremos más intuitivos, manifestaremos nuestros sentimientos de amor y miedo instantáneamente, seremos más espirituales y un largo etcétera.
También comentan que entraremos en la quinta dimensión (a la cuarta accederemos en el punto cero)... En fin, habrá que esperar
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