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"Leer te condena a muchas cosas terribles, sobre todo a la lucidez; te acerca más a las cosas en su esencia, que a menudo es desagradable, pero también te da los mecanismos analgésicos y compensatorios para enfrentarte a ellas"

Arturo Pérez reverte





sábado, 9 de mayo de 2009

Educar mejor que prohibir


No creo que nadie niegue que las corridas de toros son una crueldad, incluso los toreros aceptan que se tortura al toro en algunos momentos. Nadie dirá que no es lamentable ver como muere en una trampa un animal para arrancarle su piel; ningún niño, ni muchos adultos, dejarían de llorar si viera como torturan algunos médicos a los animales de experimentación, y ninguna escuela programa visitas de sus alumnos para ver un matadero industrial de corderos, ya que crearían un trauma en los pobres chavales. Ni creo que ver un ciervo herido de bala sea un espectáculo agradable y edificante para personas sensibles.

No, el problema no está en discutir si es cruel o no cada uno de estos temas. Es pura hipocresía que un torero diga que el toro está contento de ser picado... o que el cazador hable de su deporte para justificar el momento dramático de la muerte del animal. O que el ciervo, conejo o incluso el jabalí pueden 'defenderse' frente a escopetas de repetición, con balas especiales si es preciso.

No, las excusas sobran. El problema es otro, y nadie aborda este problema de raíz. Hay muchas excusas de los fabricantes de pieles, de los toreros o cazadores, de las empresas farmacéuticas o de las industrias cárnicas.

El tema es entender si la crueldad con los animales puede ser aceptada en aras de fines más o menos justificables.

Millones de personas despellejarían vivo a un ciervo si pudieran con ello ganar un coche de regalo.

Este es el problema.

No vayamos a las excusas, vayamos directo al problema. La tortura del toro es un espectáculo sangriento como lo eran los sacrificios de hombres, adultos y niños, según nos cuenta la historia , y matar, matar al ciervo o al pato, a lo que sea, es una sensación de poder que lo siente como innato el cazador. Muchos, demasiados, triturarían personalmente con una hoja de afeitar a su pobre perro, tras 10 años de tenerlo en casa, si con ello pudieran probar una medicina que les salvara la vida.


Decía el sabio que el hombre es lobo para el hombre... pobre sabio, que poco conocía a los lobos y a los hombres. El hombre es una bestia cruel e insensible, capaz de lo que no haría ningún lobo loco.

Los deseos de la masa no aceptan barreras, cualquier crueldad es nada si permite lograr sus deseos.

El aspecto o lado salvaje y egoísta del hombre es de alguna forma la base justificativa de todos estos temas. No pretendamos convencer de lo cruel que es el toreo, eso ya lo saben, hay que convencer a la gente de dejar de ser cruel, aunque esto les CUESTE un sacrificio en sus gustos.

Éste es el desafío del futuro.

No se trata tanto de prohibir o limitar la caza o el toreo (aunque estoy totalmente de acuerdo con esa prohibición) sino de lograr que la gente no desee ver una corrida de toros ni sea capaz de asesinar un animal por placer.

Mientras haya gente capaz de ello el problema seguirá discutiéndose, y excusas hay mil.
Siempre habrá quien sea insensible al dolor del animal, y del humano, no se podrá evitar que exista 'el cazador' y el 'torero', eso está en la propia naturaleza de algunos hombres.
Ni se podrá evitar que por pura vanidad algunas mujeres (y hombres) gusten de llevar pellejos de animales encima.

Pero sí se puede lograr que estos sean una minoría, sean el detritus que siempre existirá en una sociedad, en vez de ser lo normal.


El día que tus hijos te miren horrorizados cuando vuelvas a casa con la pieza de caza sangrienta, cuando la gente se niegue a dar la mano a un torero, cuando se compadezcan de los pobres animales que dieron su piel por tu abrigo, el día que nadie quiera ser matarife sin unas medidas estrictas de piedad con los animales, ese día estaremos cerca de un mundo de verdad

© Moony