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"Leer te condena a muchas cosas terribles, sobre todo a la lucidez; te acerca más a las cosas en su esencia, que a menudo es desagradable, pero también te da los mecanismos analgésicos y compensatorios para enfrentarte a ellas"

Arturo Pérez reverte





lunes, 26 de enero de 2009

¿Qué pasará al final?


Hace muchos millones de años, el Universo comenzó con una gran explosión (el Big Bang) que creó toda la materia y energía. Al menos, esa es la historia más aceptada por los cosmólogos, científicos que estudian estas cuestiones. A partir de entonces, nos dicen, el Universo ha seguido expandiéndose. No tiene mucho sentido preguntar qué hubo antes del Big Bang, pero ¿cuál es el final de la película? ¿cómo acabará el Universo?

Hay dos posibilidades que dependen de la cantidad total de materia que existe en el cosmos.

La primera es la más simple: el Universo seguirá expandiéndose por siempre, impulsado por la explosión primigenia, aunque cada vez más lentamente. Las diferencias de temperatura en el cosmos se irán igualando cuando todas las estrellas agoten su combustible, y al final habrá sólo un cosmos tibio, diluido y muy aburrido, expandiéndose por siempre.

La otra posibilidad suena más interesante. En ella es central la fuerza de gravedad, cuyo alcance es tan grande que puede sentirse a distancias cósmicas. Si en el Universo hubiera una gran cantidad de materia, por encima de cierto límite que se ha calculado con precisión, la atracción gravitatoria entre toda ella iría frenando la expansión. Llegaría un momento en que la expansión se detendría por completo y luego se vería invertida: las galaxias, atrayéndose entre sí, irían acercándose unas a otras. Al final, todo el cosmos volvería a contraerse hasta concentrarse de nuevo en un punto. El Universo terminaría con un cataclismo final idéntico al que le dio origen, pero en reversa: el Big Crunch o gran implosión.

Esta posibilidad tiene implicaciones fascinantes y hasta poéticas: al contraerse de nuevo, el cosmos probablemente daría origen a otro Big Bang en el que renacería, como un ave fénix, de sus propias cenizas. El Universo sería cíclico, y sabríamos que antes de cada Big Bang habría habido un Big Crunch (y otro Big Bang).

Desafortunadamente, los datos más recientes no parecen apoyar esta posibilidad. Mediante satélites se ha medido indirectamente la cantidad de materia que existe en el cosmos, y se ha llegado a la conclusión de que no hay suficiente para producir un Big Crunch: el espacio seguirá expandiéndose por siempre.

Pero claro, la historia no acaba aquí: hoy parece que la expansión del Universo, lejos de estarse frenando por efecto de la atracción gravitacional, ¡se está acelerando! Hoy los cosmólogos están tratando de entender qué puede causar este emocionante fenómeno. Pero eso es otra historia. Mientras tanto podemos estar casi seguros de que al final no moriremos todos aplastados.

Bien visto, no es mal consuelo.