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"Leer te condena a muchas cosas terribles, sobre todo a la lucidez; te acerca más a las cosas en su esencia, que a menudo es desagradable, pero también te da los mecanismos analgésicos y compensatorios para enfrentarte a ellas"

Arturo Pérez reverte





domingo, 7 de diciembre de 2008

Cosas del sonido

El científico suizo doctor Hans Jenny pasó diez años de su vida observando y fotografiando los efectos del sonido en la materia inorgánica. Solía poner agua y otros líquidos, plásticos, engrudo y polvo sobre platos de acero a los que hacía vibrar con frecuencias distintas. Gran parte de este trabajo estaba inspirado en el de Ernst Chadldni, un científico del siglo XVIII que ponía granos de arena sobre un vidrio y los hacía vibrar con un arco de violín. La arena adquiría así las formas más hermosas y simétricas. Los experimentos de Jenny han permitido que la comprensión de la relación entre sonido y forma diera un salto cuántico hacia delante.Entre los cientos de fotografías que tanto él como su equipo tomaron hay algunas que parecen estrellas de mar, órganos humanos, bacterias microscópicas y vida subacuática.




¿POR QUÉ aparecen estas formas?
Cuando se hace vibrar una superficie (de vidrio, metal o la superficie del agua) estas vibraciones se difunden en todas direcciones con la misma intensidad. Debido a que todas ellas se producen de la misma forma, estas ondas son iguales en cualquier dirección en que se esparcen.
Cuando una o más de estas ondas sonoras idénticas se encuentran, se anulan unas a otras. El lugar donde coinciden se llama punto de encuentro. La arena que yace en la lámina que vibra se sacude con las vibraciones. Se acumula en las zonas que no vibran (los puntos de encuentro) y de esta forma aparece el dibujo en líneas. Así se descubrió la forma tridimensional del sonido.

Los seres humanos han empleado el sonido desde los albores de la humanidad para recibir información de su entorno y para comunicarse, así como también para sanar y transformar. Casi todas la culturas antiguas y todas las poblaciones autóctonas creían que el sonido era la fuerza creativa, generatriz, responsable de la creación del universo.

Sabemos con toda certeza, como también lo sabían los antiguos, que todo el universo está formado por átomos. Cada átomo está formado por un núcleo (neutrones y protones) y un electrón o electrones que giran a gran velocidad alrededor del núcleo. El número de cada una de estas partículas difiere según la naturaleza de la materia. El movimiento de giro de los electrones origina un compás o cadencia que crea una onda; onda que es posible distinguir mediante nuestra percepción humana como forma o materia. Siempre que coexisten cadencia, onda y forma, se produce Sonido. Este conjunto recibe el nombre de la "Ley de los tres".

Lo que nuestros sentidos humanos perciben como materia, no es otra cosa que un conjunto de campos electromagnéticos resonantes, estrechamente vinculados e ínter penetrados: en resumen una manifestación densa de SONIDO (con mucho espacio intercalado). Toda la materia es sonido y emite sonido, aunque dichos sonidos se encuentren, en su mayoría, fuera de nuestro limitado sentido físico de la audición. La ciencia de la cimática demuestra de forma visual el modo en que el sonido configura la materia.

Nosotros estamos vibrando constantemente. Cada molécula, célula, tejido, órgano, glándula, hueso y fluido de nuestros cuerpos tiene su propio índice (coeficiente) de vibración. La ciencia de la cimática prueba más allá de toda duda, que cualquier sonido cercano al organismo humano originará un cambio físico en el interior del organismo y sus campos electromagnéticos. Este cambio puede que solamente sea temporal, pero mientras perdura es posible que provoque ciertos efectos.

las manchas de algunos animales, el leopardo, pueden ser explicadas en base a una clase particular de oscilación. También el número de dedos de las personas (usualmente cinco por mano), podría verse cómo la consecuencia de modos de oscilación. En estos casos la oscilación puede ser química, y ocurrir en el la división celular que lleva a la formación del feto. La idea no es tan radical cuando piensas que en la naturaleza se pueden explicar muchos fenómenos con ideas básicas, con principios físicos.

Mediante el empleo regular del sonido combinado con la intención, podemos empezar a vibrar de manera más rápida, a un nivel celular o molecular. Esto recibe el nombre de "subir la frecuencia". Un índice de vibración más elevado crea mayores espacios entre las células, lo que las hace menos densas.