Las Perseidas o "Lágrimas de San Lorenzo" es la lluvia de estrellas fugaces que todos los veranos nos invita a observar el cielo y acercarnos un poquito más a la astronomía
Durante dos milenios la humanidad ha venido observando en el cielo estival la lluvia de estrellas fugaces llamada Perseidas. Aunque en la actualidad esta lluvia presenta niveles de actividad normales, es decir, unas 100 estrellas fugaces a la hora en las mejores condiciones de visibilidad y cuando ocurre el máximo, sigue siendo la favorita de los amantes, y no tan amantes, a la astronomía debido a lo atractivo que resulta salir al campo a observar el cielo estrellado en los meses de verano.
Las estrellas fugaces o meteoros son pequeñas partículas de polvo, no más grandes que la cabeza de un alfiler, que se desintegran a unos 100 kilómetros de altura. La velocidad estimada que tienen las Perseidas como término medio es de 60 km/h y su brillo es producido por la ionización causada por la liberación de su energía en las capas altas de la atmósfera. Las Perseidas reciben este nombre porque su radiante, punto imaginario donde se cortan las prolongaciones hacia atrás de los trazos meteóricos, se encuentra en la constelación de Perseo.
Las Perseidas, también denominadas "Lágrimas de San Lorenzo" por la proximidad de su máximo de actividad a la festividad de San Lorenzo, protagonizaron un hecho excepcional hace pocos años en el campo de la astronomía meteórica. Al principio de los 90s observadores visuales comenzaron a registrar una actividad inusual de esta lluvia tanto en cantidad como en el momento en que sucedía: unas horas antes del máximo previsto por las efemérides. Es decir, se comenzaron a registrar dos máximos de actividad separados por unas 12 horas, uno de los cuales ofrecía estrellas fugaces en mayor número y más brillantes que el otro. Fue entonces cuando astrónomos de la Organización Internacional para la Observación de Meteoros (IMO) se arriesgaron a predecir la vuelta del cometa que supuestamente originaba esta lluvia. El nombre de este cometa es Swift-Tuttle y en el momento de hacer estas predicciones no se encontraba visible. Sin embargo, sólo unos meses después de que esto sucediese, el Swift-Tuttle, con un período de 135 años, reapareció en nuestros cielos. Era la primera vez que a partir de observaciones amateurs de meteoros se predecía la vuelta de un cometa. Se confirmaban así las hipótesis que existían entre los astrónomos de que realmente las estrellas fugaces son el polvo emitido por los cometas que se convierten en trazos luminosos cuando entran en la atmósfera terrestre.
Durante dos milenios la humanidad ha venido observando en el cielo estival la lluvia de estrellas fugaces llamada Perseidas. Aunque en la actualidad esta lluvia presenta niveles de actividad normales, es decir, unas 100 estrellas fugaces a la hora en las mejores condiciones de visibilidad y cuando ocurre el máximo, sigue siendo la favorita de los amantes, y no tan amantes, a la astronomía debido a lo atractivo que resulta salir al campo a observar el cielo estrellado en los meses de verano.
Las estrellas fugaces o meteoros son pequeñas partículas de polvo, no más grandes que la cabeza de un alfiler, que se desintegran a unos 100 kilómetros de altura. La velocidad estimada que tienen las Perseidas como término medio es de 60 km/h y su brillo es producido por la ionización causada por la liberación de su energía en las capas altas de la atmósfera. Las Perseidas reciben este nombre porque su radiante, punto imaginario donde se cortan las prolongaciones hacia atrás de los trazos meteóricos, se encuentra en la constelación de Perseo.
Las Perseidas, también denominadas "Lágrimas de San Lorenzo" por la proximidad de su máximo de actividad a la festividad de San Lorenzo, protagonizaron un hecho excepcional hace pocos años en el campo de la astronomía meteórica. Al principio de los 90s observadores visuales comenzaron a registrar una actividad inusual de esta lluvia tanto en cantidad como en el momento en que sucedía: unas horas antes del máximo previsto por las efemérides. Es decir, se comenzaron a registrar dos máximos de actividad separados por unas 12 horas, uno de los cuales ofrecía estrellas fugaces en mayor número y más brillantes que el otro. Fue entonces cuando astrónomos de la Organización Internacional para la Observación de Meteoros (IMO) se arriesgaron a predecir la vuelta del cometa que supuestamente originaba esta lluvia. El nombre de este cometa es Swift-Tuttle y en el momento de hacer estas predicciones no se encontraba visible. Sin embargo, sólo unos meses después de que esto sucediese, el Swift-Tuttle, con un período de 135 años, reapareció en nuestros cielos. Era la primera vez que a partir de observaciones amateurs de meteoros se predecía la vuelta de un cometa. Se confirmaban así las hipótesis que existían entre los astrónomos de que realmente las estrellas fugaces son el polvo emitido por los cometas que se convierten en trazos luminosos cuando entran en la atmósfera terrestre.
El máximo de actividad de las Perseidas ocurrirá la noche del 11 al 12 de agosto. Sin embargo, esta lluvia continúa activa hasta el día 24. Aunque en principio no hay una dirección privilegiada hacia donde dirigir nuestra observación, siempre se recomienda mirar hacia el Norte o el Este.
Perseidas 2007 - continente americano